Parque Natural Yosondúa

Cuando busco los recuerdos de ese viaje, lo primero que viene a mi memoria es un sonido intenso, es el fragor de cientos de miles de litros de agua que caen con furia sobre rocas inmensas que soportan, inmutables, la embestida.

Frente a la cascada Esmeralda, el tiempo se detiene. La caída de esa enorme cantidad de agua desde una altura de ciento cincuenta metros genera un movimiento que hipnotiza.

Rodeado de bosques, se accede al parque natural desde el pequeño valle donde está asentado Santiago Yosondúa. Nada en el trayecto, aún incluso en las puertas del parque natural, hace pensar en que estamos a punto de ver algo extraordinario. El río recorre la población, flanqueado por ahuehuetes, unas cuantas señales nos indican el camino.

Un parque ecoturístico administrado por los locales se ha desarrollado alrededor de esta belleza y ofrece servicios de alimentación, hospedaje y aventura con sus tirolesas, puente colgante y miradores. Preguntando, te pueden orientar respecto a lugares donde te es posible refrescarte en alguna poza y también conocer la elaboración de pan de trigo de la región.

Se puede acceder a la cascada atravesando un puente colgante, mismo que te permitirá apreciarla de frente y desde las alturas. El puente está un poco largo pero es completamente seguro. Pasando el puente puedes acceder a un mirador justo en la caída de la cascada.

Los más aventureros pueden animarse en alguna de las dos tirolesas, decenas de metros a recorrer a toda velocidad. Si has llegado hasta aquí entonces quizás valga la pena pasar la noche en alguna de las cabañas, puedes preguntar a los responsables del Parque Natural Yosondúa.

La mejor temporada para visitarlo es en temporada de lluvias, cuando el caudal del río crece y desemboca espectacular en este rompimiento de tierra. No pierdas la oportunidad de conocer uno de los secretos mejor guardados de la mixteca oaxaqueña.

Pin It on Pinterest

Share This